En lo que pareció una sucesión de argumentos contrapuestos con los que había esgrimido su antecesor, el nuevo Canciller Francisco Bustillo se esforzó por desestimar punto por punto lo que Ernesto Talvi había sostenido.
En primer lugar aseguró que no cabe duda que Venezuela es una dictadura, un concepto que Talvi se había cuidado de manejar cuando había dicho que un canciller no debe dar a conocer su pensamiento personal.
Bustillo fue directamente al grano y dijo que el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura, cuidándose de no decir lo mismo de Bolivia, aunque reconoció que se sigue a la espera de que el gobierno boliviano culmine el proceso electoral que está por ahora interrumpido o demorado.
Sobre la cancillería a la que Talvi había calificado como de 5G, Bustillo tiró por el piso los argumentos de su antecesor y dijo con todas las letras que todos los anuncios que Talvi había hecho ya se hicieron.
Para rematarla, habló de la "diplomacia del cóctel", criticada por Talvi y sostuvo que las ceremonias de etiqueta son fundamentales en las reuniones del mundo actual, donde se deciden acuerdos básicos internacionales.
El jerarca manifestó que no mantendrá el recorte del 75% en materia de gastos de etiqueta que dispuso Talvi y sostuvo que mucha gente habla sin saber, porque nunca puso un pie en las Embajadas.